martes, 27 de diciembre de 2011

Después de tantos años y después de tanto daño me doy cuenta de que el amor no es ciego, el amor es capaz de cegarnos. Alguien que nos parecía absolutamente maravilloso puede ser, en realidad, un hipócrita al que no le importa jugar con los demás. El tiempo me ha enseñado a encajar los golpes aunque duelan. Para ello necesitamos una base, un punto de apoyo, un banco en el que descansar, alguien con quien no sólo compartir una taza de café. Por suerte, yo he encontrado a gente así, con un corazón que no les cabe en el pecho. La vida no es dura, amigos... la vida hay que saber vivirla. Si no hubiera malos momentos no apreciaríamos los buenos ratos. Si no existieran zorras no apreciaríamos a gente con un gran corazón. Es así de simple: aprovechad el momento, vivid la vida. Hoy, lo que toca... es ser feliz.

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